El hombre sin sombra

Ordenando en casa me crucé con este papelito que escribí en NY hace ya bastante tiempo.
Decidí copiarlo textual en algún lado.

Acá está bien:

EL HOMBRE SIN SOMBRA.

Imaginemos ahora a un hombre que se detiene en la calle y no encuentra su sombra.

Nos puede abandonar todo, pero no la naturaleza que no juega y sólo es. Podemos tapar la luz y así crear una oscuridad tal que abarque todo. Se puede eliminar el factor que produce y así quitar su consecuencia, pero no podemos cambiar la ley natural.

Nada puede hacer nadie para evitar que una piedra bajo el sol en medio del desierto deje de producir sombra. Todo lo que hay en el mundo, todo aquello que es, a su vez produce. Cambia. Influencia. Tenga vida o no. Aunque sea imperceptible al humano.

No hay creadores sólo agrupadores de partes, factores e ideas. Pero no hay un génesis más real que el natural. El mundo es y está. El hombre sólo es parte de él. ¿Un observador con conciencia superior o simplemente una criatura que aún no encontró la respuesta?

Los seres humanos se consideran especie superior al resto, sólo porque se cuestionan. Es sabido que todas las especies (a su modo) razonan, se comunican y eligen. Todas pueden actuar y aprender del pasado. Es el ser humano el único que se cuestiona, por qué?

Quizás todas las demás especies comprendieron luego de cuestionarse, que no hay nada que hacer hacia afuera, sólo hacia adentro. Es al final de nuestra vida cuando llegamos al máximo nivel de comprensión, justamente porque terminamos y sólo vemos hacia atrás. Y notamos que en realidad no hemos cambiado nada.

La inevitabilidad del tiempo y la naturaleza no está en manos de las personas...

Somos los únicos que todavía no lo comprendimos, mejor dicho: no aceptamos nuestro rol y nos lo cuestionamos. Y es que quizás no haya un rol para cada especie. Ni para cada planeta o universo. Simplemente todo ES. Sin fin, sin razón comprensible a nosotros...

Escrito en el hotel Roosevelt - New York City