Bañarse vestido

Ayer llovió violento, eso a mí me hace muy feliz. Las tormentas a mí me hacen bien. De hecho cuando me bajé del subte y tomé la decisión de ir corriendo a casa sin parar, lo hice sonriendo.

Hay un cuento de Ray Bradbury dentro del libro "El hombre ilustrado", que cuenta una historia de ciencia ficción en la que un grupo de soldados se encuentran varados en un planeta donde llueve torrencialmente sin parar. Día y noche, a toda hora. Nunca jamás cesa de caer agua sobre ellos. Y lentamente, todos van perdiendo la esperanza, la fé y finalmente la cordura.

Esto guarda una gran semejanza a otro nivel, con la tortura de la gota en la frente. Es también un símbolo de la depresión y el ensimismamiento. El aislamiento, también claro.

Otro libro que utiliza el recurso de la lluvia torrencial para hablar de esto es "El último encuentro" (una de las mejores piezas de literatura que leí). En él, un soldado es enviado a un destino donde no para de caer agua del cielo. No torrencial, pero sí constante. El personaje sufre mucho de esto, entre otras cosas porque le impide leer al aire libre.

Sin embargo, donde muchos autores y poetas ven tristeza y soledad yo veo otras cosas.

Para mí el cielo oscurecido y en movimento, el agua cayendo oblicua en pequeñas gotas y las repentinas olas de viento fresco son: REFLEXIVAS. No deprimentes.

Claro que la reflexión puede tornarse en introspección y llegar a lugares nostálgicos, así como pulsar sobre sitios sensibles del alma; pero esto no necesariamente es malo o deprimente. Es ILUMINADOR.

Una gran imagen de la lluvia para mí, es una cara femenina apoyada contra el vidrio de una ventana. El color de la imagen es azul y del otro lado del vidrio se lo ve totalmente salpicado por gotas y finas corrientes de agua que caen. El frío del vidrio se adueña de la mejilla y de la punta de la nariz. Y la niña si llora es para acompañar el cielo. Quizás sufre, sí, pero aprende. Siempre me imagino lo mismo.

Pero también sé algunas cosas más de la lluvia:

Limpia, lava y da vida.

La lluvia quita la suciedad de todo lo que toca y al caer en la tierra, da vida. VIDA. Siembre que llueve en Buenos Aires, me da la impresión de que las calles y los edificios se están lavando. Eso es buenísimo!

Y cayendo sobre parques, prados, jardines y campos... sé que el agua está alimentando y creando. Todos los que tienen vida comparten al menos la necesidad por el agua.

Une

¿Cómo que une? Si la gente no sale cuando llueve. Ah! pero estás pensando en grupos de amigos formados y estás olvidando la gente que no se conoce y se apiña debajo de un balcón. Los animales que crean una linda reunión bajo los árboles. Las personas que suben a un colectivo empapadas y se pegan (a veces sintiéndose confortables de estar ahí en vez de en la calle).

Además hay otra cosa que es para mí mágico con la lluvia: La música.

Escuchar música cuando llueve es muy poderoso, porque estando uno con una necesidad de cobijo puede incrementar sus sensaciones apuntando a eso y esto incluye: Percibir la música.

Cuántos temas de música suenan bien con una buena tempestad? Una lluvia torrencial, un relampagueo. Truenos, goteos, golpeteos sobre chapa y esa suave cortina que se arroja sobre todo y todos. Cuántos? Todos?

Les dejo tan sólo algunos ejemplos de GRANDES temas para escuchar mientras llueve.







Música clásica, no me olvidé chicos. Prueben... con...

¿Se les ocurre algún otro tema para la lluvia?