El nombre de mi sillón

Déjenme por favor volar con esto, córranse a un costado que necesito espacio para gesticular. Sí, esta noche quiero contarles algo.

Me compré un sillón nuevo.

Sócrates (mi compañero de vida y eterno Don Quijote de los sillones), ha transformado un bonito mueble de 3 cuerpos, blanco de cuerina y hecho a medida; en una basura pedorra. Fue un trabajo artesanal, dedicado y con precisión quirúrgica. Lento pero seguro, lo hizo mierda.

Esto fue al punto tal que TODA persona que entró en mi casa por primera (o última) vez, cerró el recorrido con la frase "Está preciosa tu casa, lástima lo que te hizo el gato en el sillón".

Escuchar esta frase siempre me causó más gracia que pena. Cada vez que la escuché no pude evitar dirigir la mirada a Sócrates, que con sus ojos entrecerrados y cara de orto, siempre me la devolvió desde un rincón con una media sonrisa, jocosa. Como diciendo "Me querés pelotudo, lo sabés". Y así es. Lo quiero al forro.

Compré un futón. Es como un sillón que se hace cama. Una poronga. La verdad es que le dediqué tiempo y ganas a la elección. El modelo de colchón, de funda, de estilo y demás. La pelotuda que atendía en el negocio jamás hizo el menor esfuerzo para venderme nada. Yo me convencí en voz alta de lo que se me cantó las bolas y compré. Y vino a casa el 30 de diciembre.

El sillón anterior tuvo que ser desarmado ese mismo día para que viniera el nuevo. Como es de tres cuerpos, tuve que literalmente desarmarlo para sacarlo del medio. Los apoyabrazos, los almohadones, etc. Dejé sus partes en la cocina y su estructura principal en el balcón. Y lo miré con pena.

Hoy no aguanté y lo armé de nuevo (EN EL BALCÓN).

Sí, en mi balcón armé el viejo sillón de 3 cuerpos, cuerina blanca y presencia mercogay. Y no sólo eso, sino que me compré una lata Heineken, me descalcé y me senté en el sillón a beber una fresca mirando pasar el día. Y lo quise como si fuera mi primer amor de la primaria. Se acuerdan?

El primer amor de la primaria suele ser una persona fea y pelotuda. No me pregunten por qué. Digo que no me pregunten porque ya les explico sin que me consulten:

El primer amor de la primaria es una cagada... porque todo lo es. Uds son una cagada y esa persona de la que se enamoran, también. No me importa cómo la recuerden, créanme. Suele ser un pendejito banana, una gordita de sonrisa cálida, una flaquita engreída o un gordito romántico. Toda gente que a los 20 años merece una patada en la nuca.

Como decía, me re-enamoré de mi sillón.

A mi lado se acostó Sócrates (su triunfal conquistador) y me dijo sin vueltas "No lo tires. Posta".

Lo miré y escuché con atención y pensé dos cosas:

1. Sócrates me acaba de hablar? No fue buena idea comer pasta de dientes de postre, se ve que me perjudicó algo en el cerebro.
2. Todo el mundo me dijo "El sillón? Qué va! Tirá a ese gato de mierda, no al sillón", y pensé que no era buena idea tirarlos, a ninguno. Mejor sería arreglarlo y guardarlo para el futuro.

Sí, un sillón. Arreglarlo y guardarlo. Y sí, me pareció bastante pelotudo pero saben qué hago yo cuando le hago un favor humano a una cosa sin vida? Le pongo nombre y ya toma otra forma el proyecto. Como cuando decidí reparar a nuevo el auto hecho percha que había comprado, mi primer auto. Y eso que me dijeron "Arreglarlo? De pedo tiene volante. Volcalo en la ruta y comprate una bicicleta". Pero decidí arreglarlo y para justificar semejante huevada le puse un nombre. "Eduardo". Eso cambió las cosas.

Entonces a mi sillón también le puse un nombre. No sé si notaron pero cuando le ponés nombre a las cosas, entonces está justificado (para vos, porque los demás siguen pensando que sos un pelotudo y ahora un psicótico). Pero parece que está bien que te de lástima un celular si le ponés nombre. O un sillón, no? Entonces le puse nombre.

Miré fijo a Sócrates para inspirarme pero me asustó notar que me seguía hablando y yo seguía entendiendo lo que decía (era algo relacionado con la mala calidad de su alimento y mi preocupante aumento de peso en las fiestas).

Desvié mi mirada hacia el sillón y de ahí al cielo. Las nubes. Mi único amor gay. Tiene relación? Espero que no. Pero la hubo en ese momento. Y es que yo siempre digo que tengo un amor gay, a un sólo hombre le permitiría tomarme de la mano y pasear por un shopping. Uno sólo.

El sillón me recuerda a él.

De hecho, saqué la idea de comprar un sillón blanco de verlo en el librito de un cd en que él esta sentado en un sillón parecido. También blanco, también con esta facha.

Y dije, ese es el nombre de sillón. ESE.

No voy a dar más vueltas.

El nombre de sillón es el de un cantante masculino, que en uno de sus discos aparece sentado en un sillón blanco y que además, tiene facha u onda suficiente para que yo considere en un plano homosexual (yo, que no soy gay).

Y mejor les dejo a uds que lo digan.

¿Cómo se llama mi sillón?

Ah! No olviden que mañana... SÍ MAÑANA... continúa la historia de nuestros grandes amigos "Peteco" y "Julandana", de manos del gran GRAN Al.

Si adivinan cómo se llama mi sillón, le saco una foto y se los muestro (el sillón, porque yo no lo tengo de tres cuerpos... ni de cuerina... ni es blanco... ni se banca que se le sienten encima 3 personas... etc).