La chute

Sí, el libro "La chute" es uno de mis libros preferidos. Quiere decir... "La caída".

Bueno. Muchos no saben, otros sí, que el domingo volví de un viaje a Sudáfrica con mi padre. Fuimos él y yo en un avión que demoró 10 malditas horas en llegar. Y otro avión al toque que nos llevó a Ciudad del Cabo. La misión: Viajar manejando 800 kms hasta Puerto Elizabeth, parando en las ciudades Knysna y Oudtshoorn en el medio.

Poco sabía yo, de una tal caída de 216 metros de altura.

A Oudtshoorn llegamos tarde y no pudimos hacer más que beber una cerveza "Black Label" y tirarnos a descansar. Yo totalmente estresado de manejar por varias horas un auto con el puto volante a la derecha, pasando los cambios con la siniestra y mi viejo al lado tirando algunas directivas como:

- Venís muy pegado a la banquina.

- Te la vas a dar contra ese cam...!! Cuidado.

- Levantá la pata que venís a 140...

- Meté un rebaje que es subida y tenemos el aire puesto.

- Levantá la pata que venís a 130.

- Vos mirá la ruta que yo manejo la radio.

- Levantá la pata que acá la máxima es 80.

- En qué cambio venís? Pasá a quinta.

- Acá pisalo que no viene nadie.

Copiloto a la izquierda. Están locos.

Es un tipo muy gracioso, muy ameno... y a veces un toque insistente. Por lo que rompiendo barreras de distancia y remanentes de un profundo respeto por la autoridad, alguna que otra vez le tiré un "Estoy manejando yo. Pará un poco."

Ni bien salimos de las cavernas de Oudthshoorn, mi viejo apareció sonriendo con un panfleto en la mano. Un pequeño papel plastificado y negro que rezaba: "Face your adrenalin"; y tenía la fotito de un puente y una persona TOTALMENTE LOCA tirándose con una soguita en los tobillos.

- Qué es eso papá?

- Es el bungee más alto del mundo! Y quedá en Sudáfrica! Te vas a tirar?

- ...

Claro, yo hasta ahí pensé que me quería.

A ver si nos entendemos. El tipo me abraza para las fiestas muy afectivamente. Me ayudó a irme a vivir sólo. Dice por ahí que soy un excelente hijo. Me lleva de viaje a otro continente... Y me propone tirarme en bungee jumping del puente más alto existente para hacerlo. Algo no anda bien.

- Eh?!

- Síii JAJAJAJ... (dándome palmadas y alejándose)

Cara de horror.

No se volvió a tocar el tema durante el resto del día ni durante el viaje en auto. Pero él notó que algo me pasaba. Sobre todo porque mis ojos vibraban como los de un dibujo japonés a punto de estallar y yo estaba muy callado.

En Knysna (un paso más cerca), fuimos caminando al puerto y nos sentamos en un lindo restaurant junto al agua. El menú en vez de precios tenía el Kamasutra por lo que gentilmente le dije a mi viejo que vayamos a un lugar más... "tranqui".

Camino a otro lugar fue que pasó por delante de un morocho que hacía de estatua viviente y le pateó el tarrito de plata a la mierda sin querer. Yo venía con los nervios de punta y cuando vi lo que había hecho el color de mi cara pasó por: verde, amarillo, naranja, rojo y violeta. Y como a una critatura, mientras juntaba las monedas y billetes lo reprendí con mucha vergüenza mientras él trataba de defenderse entre carcajadas.

- Papá, la puta madre...

- Jajaja.. no lo v.. jajajaja

- Papá por lo menos le vas a dejar un billete.

- Ni en pedo, que se mate.

- Papá!

- Es más, ahora le saco una moneda al pelotudo éste.

Subimos los escalones y fuimos a un barcito en el puerto. Yo desde hacía ya varias horas venía midiendo distancias. Cada vez que me subía al cordón de la vereda, una silla, un balcón... lo que sea... pensaba: "Debe ser así de alto. Desde acá me animo a tirarme."

En el bar pedimos unas cervezas frescas. Mi viejo dijo entre lágrimas de risa "Las pago con la guita que le afané al boludo ése". Yo estaba... horrorizado por TODO pero no pude evitar reírme con ganas. "Sabés que le pegué tres dedos no? Una calidad...", me dijo cuando bebimos el primer trago.

No pude festejarle mucho el chiste. Yo estaba demasiado concentrado midiendo la altura entre ese balcón y el agua y diciéndome "Sí, desde acá me tiro. Debe haber mil metros por lo menos." Claramente era un primer piso.

Este es el lugar y la fresca que nos tomamos en esta escena.

A la segunda cerveza mi padre dijo al fin:

- Yo creo que te tenés que tirar.

- De dónde? (le dije haciéndome el boludo con un máster en pelotulandia)

- Sí. Está bueno. Después le contás a tus amigos. Yo me tiraría.

- Y por qué no te tirás vos?

- Ni en pedo. A mí me dan miedo las alturas.

- Pero me vas a acompañar hasta que salte? (como primer día del jardín).

- Obvio Ale. (me dijo con ternura).

Yo pensé: MI PAPÁ QUIERE QUE ME MUERA. Qué hice mal!?!?

Se me hizo medio largo, no? Les termino de contar mañana. Qué dicen?

Hoy a las 23 hs en Manteca al Techo! probablemente lo cuente...