Uy!... me rompí.

Hace unos fines de semana me pasó algo que no me había pasado nunca. En plena conciencia me di cuenta de que me había destruido pero mal. Para el orto.

Resultó ser que fui a la casa de Alí (Al, para uds). Y fui con buenas intenciones. Allí estaban Nacho, creo que Guido y más tarde cayó Pol. Matún? No me acuerdo...

Digo con "buenas intenciones" porque nuestra idea (la de todos), era beber algo y eventualmente salir y hacer uso de ese estado en el que habíamos quedado. Ya estamos grandes para ponernos "en pedo", pero uno nunca envejece para beber algo y salir crocante. Chispeante, mejor dicho.

Asi que nos dispusimos a cumplir con el primer paso: Beber.

Uno no BEBE como un vikingo a esta edad (tenemos un promedio de 27 años). Uno bebía como un subnormal a los 17/18; como un vikingo entre los 20 y los 23 y después la vida misma te va recomendando ir aflojándole haciéndote vivir experiencias un tanto incómodas:

• Como quebrar en el hueco de un ascensor...
• Dormir dentro de un lavarropas mental con baba, mintiéndote
• Despertarse con un moretón violento (en un cachete del traste)
• Despertarse SIN algo (billetera, llaves, celular, amigos, novia...)
• Comerse un bife (y no en el Parrillón de Recoleta)
• Cometer bandalismo pelotudo (Como ring rajet en una comisaría)

El tema es que empezamos a beber.

Yo tengo un temita sin resolver del todo que es que tomo rápido. Ahora deben ser... no sé, mucho tiempo sin que yo quiebre. La verdad es que la tengo bastante clara. Pero tomo rápido. Y rápido tomé este día que les cuento.

Y la situación fue así como se las narro. Yo sentado en un sillón individual. Nacho, en uno de 3 plazas. Y ésta fue la conversación:

- Minister: Bueno men, fijate. Hay que arreglar con tiempo...

- Nacho: Sí sí, ya sé. Pero yo dependo de eso. Hasta que no sepa no puedo confirmar.

- Minister: D...

- Nacho: Qué, Ministro?

- Minister (agarrándose la cabeza): Me rompí boludo.

- Nacho: Qué?

- Minister: Que me rompí. Me hizo torta el alcohol.

A todo esto yo no estaba con un vaso en la mano. Estaba sentado en un sillón, hablando amenamente con un sólo detalle raro: ME ESTABA AGARRANDO DE LA PARED.

Y así fue. Como de un segundo a otro lo que había consumido me hizo PÁCATE en la tapa del balero y me reventó toda cordialidad, orden y progreso mental. Me rompió. El cerebro salió disparado del resorte del pinball y comencé a rebotar (mentalmente) contra colores, luces, ruiditos, alarmas y musiquitas molestísimas. Había desbarrancado sin previo aviso.

A quien le haya sucedido, sabe que uno en general pierde todo el control de la nave y grita "MAY DAY!" cuando realmente bebió como un vikingo o cuando se relaja en el taxi de vuelta, se acuesta en el asiento de atrás del auto de un amigo, se desploma en su propia cama o... a veces, cuando

los labios rozan el frío vidrio del vasito del 5to tequila (innecesario como el primero).

Pero no fue así. Yo estaba hablando RE bien de cualquier cosa y se me detonó el tablero de comandos. Como cuando Homero arregla el aparato de su trabajo tirándole gaseosa.

Desde este punto, a lo que sigue... fue como si yo fuera un rockero de los años '80/'90 en una fiesta totalmente descontrolada de perras, mandanga, enanos, tigres de bengala y Ron Jeremy (que tiene que estar aunque sea abriendo la puerta). TODO ESO, en el depto de Alí junto con tres amigos que vivían totalmente otra realidad.

Tal es así que entre blackouts me encontré:

• Parado en un rincón del living con la cabeza apoyada contra la pared
• BLACKOUT
• Sentado debajo del metegol
• BLACKOUT
• Nadando croll por el pasillo que lleva al baño
• BLACKOUT
• BLACKOUT

Y claro, ya cuando los muchachos me vieron a punto de saltar por el balcón de un segundo piso con una rejilla en la cabeza y calzas al grito de "Soy el hombre araña!", temieron por mi vida y comenzaron las teorías sobre cómo bajarme el pedo:

- Tomá agua. Pero mal. Tomate 10 litros de agua mientras nombrás a todos los presidentes reelectos de America Latina.

- No! Comé queso. Come mucho queso y en cuatro patas como un ratoncito y si podés metete a comerlo en un lugar oscuro. Como un ratoncito.

- Pará! Lo que tenés que hacer es fumar un pucho de una sola pitada. Mandale chispa y acabátelo de una vez alzando las cejas. Eso te corta el pedo.

- Ya sé! Llamala a tu vieja y decile que vas a dejar la carrera de abogacía porque te pintó hacer malabares por la tarde y sahumerios por la noche. Vas a ver cómo volvés.

Así pero super-recontra-archi doblado del pedo

Creo que hice todas.

La del quesito fue la mejor. Porque además había salamín, pancito, aceitunas y picada... o sea que la disfruté. Lo que no quiero ni pensar es en cómo me veía mientras lo hacía. Debe haber sido como cuando el demonio de Tasmania se toma treinta speeds y llega a su casa para encontrarse una caja de empanadas frías en la heladera.

Y era cierto. Si bien nunca volví a estar en un punto perfecto, sí logré atar un par de cabos y acompañarlos a un boliche donde mi interacción no pasó de reírme de todo.

Pero tremendo.

Ya no bebo así... de rápido.