Un gallo para Esculapio (parte 1)

Sócrates es el nombre de mi gato.
Por qué? Porque desde que leí algunas cosas sobre él escritas por Platón, me hice... admirador.

Al parecer, por lo que recuerdo de lo que leí en "La República", "Apología" y "El Banquete"; Sócrates fue desde bebé un hombre gordo, pelado y de barba blanca.

Personaje de varios malos hábitos. Como ser un vago, serle infiel a su mujer, comerse pibes, chupar como un condenado y quien te dice, estacionar en doble fila para comprarse una coquita.

Pero fuera de estos rasgos de su personalidad, fue indiscutidamente el hombre más inteligente de su época (quien te dice, todavía a la fecha actual). Y esta capacidad superdotada utilizada en función de la filosofía y no del conocimiento de otras ciencias, hizo justamente que diera claras muestras de que su rasgo distintivo era su intelecto y no su sabiduría.

Y disculpenme, pero quien no podría admirar o sentirse mínimamente intrigado por el hombre más inteligente de la historia. O al menos, uno de ellos.

Cuenta la historia (que yo voy a contar), que Sócrates era ya grande cuando le llegó una invitación del Oráculo por mail ofreciéndole un mensaje para su futuro. El tipo, que estaba actualmente sin trabajo y rascaba un par de monedas de tirar boludeces en las comunas el pueblo y ser panelista de algún programa pelotudo de la tele; sintió que no perdía nada y se mandó.

Para su sorpresa, el Oráculo no le había mandado el spam mail por error... era su destino recibirlo y necesario que así fuera para la historia de la humanidad. Pues el mensaje que le sería entregado era: "Tú eres el hombre más inteligente del mundo".

Y por cuestiones de tiempo y como había mucha gente en la fila, no pudo explicarle qué hacer con esa premisa ni cuál sería su misión en la vida. Lo cual dejó bastante preocupado a Sócrates.

Recordemos que en dicha época, los griegos adultos creían en conceptos como el Ratón Pérez, El Hombre de la Bolsa, El Cuco, quedarse bizcos mirando el sol o contagiarse conguntivitis mirando la tele. O sea...

Entonces sí, Sócrates estaba preocupado.

Llegó a su casa y no lo habló mucho con su esposa porque las mujeres eran consideradas de menos utilidad que un puf. Desde que salió de su casa le había indicado que se quedara mirando el rooter hasta que vuelva internet. "Qué putos los de Fiber!", pensó.

Decidió ir a tomarse un cortado al Coffe Store y después dar una vuelta en la calesita para meditar... Perdido en sus reflexiones se olvidó de jugarse por la sortija y el viejito que la tenía sintió compasión y le dejó dar otra vuelta.

Cuando bajó, medio mareado por los tres tubos de vino que se había mandado desde el desayuno hasta esa hora y por las vueltas de la calesita, cayó al suelo. Sentado y desde ahí le gritó al viejito "La próxima dale menos cuerda pelotudo, que va a los pedos así!" Y pensó un poco más.

El sol le pegó en la pelada y lo hizo transpirar. Una hormiga le picó un dedo y unos chicos que jugaban por ahí le dieron un pelotazo en la nuca. Cayó de bruces hacia adelante sacudiendo la tierra y su mente se iluminó para nunca más apagarse.

Decidió pasar su vida confirmando ser el hombre más inteligente del mundo, para luego descubrir el significado de esta bendición recibida.

Continuará en el próximo capítulo.

Comentarios

Cuello de Pavo ha dicho que…
Lo bueno de ser un genio es poder ser un hijo de puta y salir impune...

si tan solo yo fuera uno...
martín ha dicho que…
los golpes a Stephen Hawking fueron peores

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