Qué me pasa con el súper

Buenos días. Lindo día para descargar.
Detesto ir al supermercado.

Para mi horror, hay mucha gente que disfruta de la experiencia.

• La eterna búsqueda del pan
  Un amigo me contó que los supermercados ponen todos los productos básicos al fondo para que la gente recorra todo, se maree y termine llevándose una bolsa de piedritas de gato y un paquete de cotonetes en vez de alimento. A mi viejo y a mí siempre nos pasaba. Mi mamá nos mandaba al súper a comprar queso rayado y volvíamos con 2 vinos, una cerveza extranjera y un chocolate amargo. Qué ganamos? Nunca más nos mandó al súper, fuera del reto que nos dio mientras comíamos chocolate con vino y la mirábamos estupefactos.
  
  
• El infernal desoriente
  Me contó otro amigo, que la perversión de gente como Adalberto Carrefour, Miguel Disco y Pascual Jumbo no se detiene con el pan. Al parecer mandan a los repositores drogados una noche a la semana (que cambia todos los meses), para que revuelvan todo para el carajo y la gente se mande directo a la góndola que conoce a comprar pañales y ahora sea la verdulería. Pero carajo... mierda! Me ha pasado de llegar a tal punto de desesperación y desconsuelo por no encontrar el rollo de cocina, que una vez me descargué tirándole un par de latas a un repositor desprevenido. Obviamente las pagué después.
  
  
• Los consumidores, que consumen
  Contame sobre la gente que abre bolsas, botellas, paquetes y CONSUME dentro del supermercado. ¿Cuánta hambre, sed o ganas de cepillarte los dientes podés tener que no lográs llegar al otro lado de las cajas para abrir lo que compraste? Hijodenara! Muertodehambre y caradura. Además tenés dos tipos de animales
  1.- Los que consumen y dejan en las góndolas el envoltorio abierto. Lo cual me genera un desprecio facial que no puedo quitarme hasta llegar a casa y vomitar en el retrete.
  2.- Los que consumen y llegan con el envoltorio vacío a la caja y dicen "Ah! cobrame esto también". Perdón... de repente te merecés el premio nobel al honesto? Pedazo de forro. Si fuera la cajera llamo al de seguridad para que lo desmaye con una súper bolsa de papas Bun para que sirva de ejemplo.
  
  
• El chango mogólico
  Nunca en mi vida me tocó un changuito con ruedas funcionando. Ya voy totalmente resignado y aleteando con los brazos para precalentar lo que va a ser pilotear un pedazo de metal con ruedas bizcas. Una siempre funciona bien, el resto se independizan del portabultos enrejado y al unísono gritan "para allá!" señálando a cualquier lado. Esto ha provocado que le clave el chango en el talón a más de una vieja, lo impacte de lleno en la frente de algún nene y embista con violencia alguna que otra góndola. Además de la fuerza y control mental que hay que tener, está el temita de que por el desnivel dejás el chango a un lado y el sorete se va a la mierda y te está esperando en la carnicería sobre un repositor enano que inocentemente, pasó por delante en plena carrera.
  
  
• Las viejas chocadoras
  No me vengan con que las viejas también eligen changos pelotudos como yo. Siempre les toca el bueno y AÚN ASÍ, logran siempre chocar el mío de frente o tratar de metérmelo en el traste mientras miro fijo la estantería de los preservativos.
  Mi primer reacción es disculparme (encima soy un educado salame) y después la miro con cara de "Pero momia del orto, fijate por dónde vas o chocate con alguna columna de luz para pegarte una patada que te de un viaje". Creo con esto, que lo mejor es volver a cruzárselas y tomando carrera subirse a los guardabarros traseros e impactarlas a gran velocidad para meterlas de cabeza en la heladera de sachéts de leche.
  
  
• La cola de infierno
  Salir de esos antros del horror es lo MÁS difícil de todo.
  Las colas siempre demoran un año, y en las mismas pueden pasar las peores cosas en la vida de una persona normal. Como yo...

La embarazada que pide que le den paso, cuando obviamente ya le dieron suficiente para los próximos 9 meses. Creo que se merece que la dejen pasar, pero si no tiene tiempo para esperar le diría que salga y vaya directo al hospital.

La mamerta que hizo el cálculo de los precios con los dedos de una mano y llega a pasar todos los productos para darse cuenta de que no le alcanza la guita. Se agrega que pregunta el precio de cada producto para ir sacándolos a cuenta gotas.

El rollo de papel de los tickets que decidió terminarse cuando faltan 2 personas delante tuyo, si no es que el sistema de la caja te vio venir y se cayó para joderte el día.

El demonio satánico que fue a comprar un paquete de chicles con un billete de $100.- sumado a la cajera que tiene que hacer un trámite estatal para que un boludo le lleve cambio.

Y las mujeres que van con vos al súper y te ABANDONAN en la cola siendo vos el próximo. Con la frase de "Me olvidé el azafrán, ya vengo". QUÉ AZAFRÁNNNN! Me dan ganas de agarrarlas de los hombros y samarrearlas: NECESITO IRME, ME ENTENDÉS? NO LO SOPORTO! POR FAVOR!!