Qué hay de Gargamel?

Juan Bautista Gargamel nació en las afueras de Devoto, hace ya más o menos 62 años. De pequeño su familia le inculcó la religión cristiana. Le dijeron que Jesús era copado, que la banana era un fruto sin carozo y que Los Enanitos Verdes eran una buena banda.

Al nacer el doctor le diría a la madre "es débil mental". Ella respondería "Quien?" Y él le diría, "Obviamente ud y su hijo también".

Sus amigos le dijeron que el sexo no era algo increíble. Su novia le dijo que no hacía falta desnudarse para hacerlo. Su mamá le hizo la comida hasta los 30.

Tuvo dos grandes amores en su vida: Un caracol llamado "Berto" y las estampillas. Juntó estampillas de todas partes: San Justo, Lanús, Ingeniero Budge y hasta tenía una de Trenque Lauquen (aunque siempre le pareció que era falsa porque todos saben que esa localidad no existe).

Juan Bautista además leía mucho, pero pelotudeces. Coleccionaba los chistes que venían en los chicles y soñaba con ser barbero de Sevilla. Será porque no le crecía la barba.

Fiel al mandato familiar cursó 3 carreras al mismo tiempo: Ciencias de la contranatura, Artes plásticas metalúrgicas y Veterinaria. No terminó ninguna. Pero no por falta de interés, el problema era que se había anotado en facultades de tres ciudades distintas... de Paraguay. No llegó a dar ni un parcial.

Cuando cumplió 19 escuchó la primer puteada de su vida: "Me quiero cortar la poronga", dijo un hombre leyendo el diario. Enseguida entendió debía tratarse de un adepto a la religión judía. Esto le llamó mucho la atención y decidió intentar ser parte de la iglesia para convencer a la gente que no se corte el miembro. Promocionó Monaguillo I, II y III. Fue nombrado ayudante de cátedra en la comisión "Hostias" y consiguió ser Jefe de Trabajos Prácticos de la materia "Muerte a los ateos". A los 22 se recibió de Licenciado en Cura. Hizo un máster en "Enfermedad", para contrarrestar y fue nombrado en varias salas de espera de consultorios.

A los 40 años lo transfirieron como castigo a una iglesia en medio del campo, por negarse a manosear un monaguillo durante un casamiento. No le molestó. En el campo era feliz, no tenía agua corriente pero sí una antena de DirectTV con 352 canales de los cuales 348 eran el mismo (como los mil jueguitos en un cartucho del Family).
Una mañana un gatito entró por una ventana y le dijo "Buenas tardes míster, soy el gato sin botas. Vengo a mirar fijo a la nada y huirle a sus mimos". Juan Bautista lo encontró entretenido y le dio un hogar. La soledad en el campo lo había dejado demente (al punto de escuchar hablar un gato). Le puso de nombre "Azrael", en honor a un condimento que ponía a todas sus comidas. "Tu condimentarás mi vida", le dijo esa mañana mientras lo miraba fijo con cara de loco. El gato devolvió la misma mirada y respondió "Dale, capo. Soltame".

Una fría tarde de verano (porque en verano también puede hacer frío), recibió una inesperada visita. Era un pequeño niño de un pueblo cercano que se había perdido y buscaba refugio. Gargamel, quien para esa altura tenía sólo una herradura de pelo, vivía calzado con medias rojas y su sotana sin nada abajo; abrió la puerta. Curioso por tan extraña visita lo invitó a pasar, pero no le gustó su falta de modales ni que no escuchara a Azrael cuando hablaba. Por tal decidió guardarlo dentro de un frasco. En partes.
Habiendo ya perdido toda la cordura y sin poder encontrarla, comenzó a sufrir de paranoia creyendo que "Los Enanitos Verdes" vendrían a por él. En su mente representaban a los monaguillos, mezclados con una especie de sapo de campo. Los llamó "pi-tufos", pues significaban una altura de 3,14 cms con mal aliento. Esta última alucinación provenía del frasco donde tenía metido al nene del pueblo.

Solía salir con una red en un palo a cazarlos, seguido por Azrael que le hablaba del clima y de fútbol distrayéndolo.

Una tarde, 9 años después, los padres del desaparecido infante tocaron a su puerta y al ver salir a semejante mamerto sintieron sospecha. En su delirio desquiciado Gárgamel trató de explicarles sobre los "pitufos", pero lo único que encontraron en la casa fue un gato durmiendo sobre la tele que había sido cruelmente disfrazado de Papá Noel y montones de muñequitos hechos de plastilina azul. "Esto es un pitufo?" Preguntó la mujer. Pero Gargamel estaba conversando con el gato y ya no daba respuesta.

Juan Bautista no fue apresado porque lo declararon insano, débil mental, viejo puto y garca con los vueltos. Por amar al gatito y hablar bien de la iglesia le otorgaron "arresto domiciliario". Lo torturaron un rato haciéndolo escuchar "Lamento boliviano" cantado por un boliviano y le dijeron que vaya a matar Pitufos a la concha de su madre.

Dicen que hoy está viviendo en Liniers y es paseador de gatos (porque levanta travestis con los taxis y en vez de darles bomba los lleva a pasear por Palermo).

De los pitufos de plastilina no se supo más nada. Al parecer fueron esparcidos por el campo y por una natural atracción de la plastilina a la humedad, rodaron hasta llegar debajo de unos champignones y por un efecto químico cobraron vida.

En la próxima narración les contaré sobre Papá Pitufo y el pitufo que tenía una flor en el sombrero y obviamente se la comía.