Guerra en casa

Hace un mes consulté con el veterinario de mi gatito porque al parecer tenía parásitos. Me preguntó cuánto pesaba y le dije que era gordo pero no tanto. Me dio algo medio, como para un felino de 4 kgs.
El puerco negro que tengo en casa pesa 6.8 Kgs.

Sin perder el tiempo aposté con mi novia a que podría darle la pastillita sin problemas. Llegué, lo llamé y le emboqué la primer pastilla en el acto sin problemas... Prueba superada. Me faltaba la segunda... y la peor.

A los 15 días la alarma de mi celular me informó que era hora de la prueba final. Mientras la pelota dormía, decidí ir al gato y darle su pastilla. El tipo ya no era dócil y amable. Era hostil y sorete. Escupió la pastillita doce veces y decidí acudir a la violencia. Se la tiré en la boca, le sujeté la trompa y le pasé el dedo por la garganta. En respuesta me la escupió en la cara y empezó a babear (del asco que le daba el sabor).
El resultado fue una novia que acababa de vomitar en mi inodoro por un malestar estomacal y una mascota que babeaba como un Jabba por toda la casa y me miraba guiñando un ojo (por reflejo supongo). Me di cuenta de que eso debía ser la pena por no apenarme de la muerte de Sandro. Pero no me rendiría jamás.

Ayer lunes, volví del trabajo y fui corriendo al veterinario. Le dije que mi gato era un cerdo maldito. Que me odiaba y yo a él. Que pesaba lo que pesaba y que no estaba dispuesto a clavarse la pastillita. Le pedí otra y le dije que amaba a mi gatito y que no quería que nada le pase. Lloré unos minutos hasta que me dijo cuánto le debía y dejé de llorar para encularme. Agregó "pisale una pastilla y media y dásela con dulce de leche o un queso untable, que él lo relama." Y me regaló dulces para Sócrates (mi mascota). La tarea parecía sencilla.

Llegué a casa decidido a hacer lo mío, pero por compasión y para empatizar con el gatito voy a narrar los hechos a través de sus verdes ojos.

Luego de una tibia siesta al sol del balcón, Sócrates percibió que se acercaba la hora en que su dueño (o sirviente), entraría por puerta. Se sentó y puso su mejor cara de simpatía. Se relamió las patas y volvió a sonreír. "Ya llega el ogro éste que me da de comer". La puerta hizo sonido metálico y se abrió lentamente. Detrás, se introdujo el nene con cara rara. Algo se traía entre manos, una bolsita y un propósito maquiavélico. El nene dijo un par de palabras inentendibles y rápido fue Sócrates a resfregarse por sus pies para decirle "bienvenido". El sujeto no le prestó atención. Sacó una maderita de un cajón, una cuchara, un envoltorio y un quesito Finlandia.
Sócrates miraba atento mientras el brujo preparaba algo inesperado. Lentamente el muchacho se volteó y con ojos de loco (en blanco y babeando) le mostró su feo dedo índice con una semi torta de queso untable y polvo verde.... Y dijo "Vení, tomá".

La batalla fue épica. "Aquiles" y sus aventuras? Un nerd. Esto sí que fue digno de loas. Ahora vuelvo a mí punto de vista.

Me acerqué al felino y rapaz como una lagartija le atiné un fiero golpe de queso a la cara. Sócrates respondió con un movimiento de Matrix hacia atrás y ojos de "Quiacé bolú". No me dejé estar y estoqué de nuevo, esta vez... certero. Le embadurné la jeta con quesito y pastilla.
Incrédulo, Sócrates comenzó a lamerse hasta donde su lengua llegara. Decidí no perder más tiempo y usar la fuerza de Luke: Tomé más quesito con pastilla con mi dedo y fui a él de nuevo para dársela en un cachete. Sócrates volteó con ojos de búho y se dijo "esto no es joda".

Para el final, tenía yo quesito Finlandia en la cara... sobre la tele... en el balcón y en la camisa. Sócrates? era blanco y verde... babeaba de nuevo con un ojo cerrado. Con el otro me miraba y decía fuerte y claro "Ahora sí la cagaste". Pero lo logré.

Sin dudas, el bicho tiene fé de que comenzó una "Guerra intergaláctica de comida". No me sorprendería mañana despertar con un sachet de leche en la cabeza y postrecito Ser en toda la cara.
Pero a mí no me va a ganar. Yo vuelvo y le tiro todo el harina encima cuando esté tomando agua.

Los gatos son garcas por naturaleza y seguro un día me pone manteca en el piso así me hago concha contra un zócalo y me tiene a su merced para meterme un lemon pie en el calzón. Pero no va a terminar ahí. En un par de días compro crema y ketchup y armo una ametralladora. A ver quién es el poronga de esta casa.

Gato del orto.
Lo adoro. Si vuelve a tener parásitos ya sabe lo que le espera.

Comentarios

Sabrina ha dicho que…
Vos no te leíste este manual de como darle una pastilla a un gato.

http://www.conciencia-animal.cl/paginas/temas/temas.php?d=232
Loonateek ha dicho que…
Literalmente lloré de la risa jajaja me matan tus excelentes storytelling sobre Sócrates, un beso :)
Lula ha dicho que…
Me reí a carcajadas, realmente los gatos son muy garcas, ayer volví a ver al que habita en la casa de mi padre después de un mes y la muy forra no me dedicó ni un maullido de bienvenida.
Y hablando de gatos, ayer pasaron por el noticiero un video que dejaste acá en el blog, el del gato que se acercaba lenta y sigilosamente a la cámara. Me sentí genial porque lo vi antes que todos, já.
Saludos!
Valkyrjur ha dicho que…
Se la hubieras molido en caldito o en leche :E asi hago con mi gatita
sofía ha dicho que…
Te tenés que hacer el boludo así no se da cuenta de que estás tramando un plan!
Tendrías que haberlo envuelto en pan o algo más consistente, el problema del queso es justamente lo que te pasó jajaja.
Genial relato.
Sonia ha dicho que…
Una historia hilarante, realmente.
Acá el método es moler la pastilla, ponerle una pendejesima de queso crema (como para que no sea tan horrenda), dos gotas de agua (para que deslice), y todo eso a una jeringa. Si la gata (7 kilos, tomá, te lo dije) esta dormitando, mejor. Me acerco sigilosa como un ninja munida de la toalla gatuna, la envuelvo bien envuelta (las patitas dentro de la toalla por dios), y mi marido de un certero jeringazo le llena las faucecitas de remedio. Y babea. Mucho.
Salud! :o)
Iluminación y decoración ha dicho que…
juas!!!! vaya pedazo de pelicula os montasteis para darle la pastillita al animalico no??? jajaja
No es coña, yo cuando era niño era peor que tu gato, habia que correr durante horas tras de mi para poder medicarme. :D
Saludos
Bingo ha dicho que…
Yo se lo mezclo con la comida y le pongo un poco de yogur encima le encanta y ni se da cuenta de la pastilla

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