Transformación

De delgada contextura, altura media y cara de poco astuto (por las gafas redondas más el peinado de tarado). Lleva la mochila colgada de ambos hombros. Se encorva un poco hacia adelante y respira con la boca abierta.

El chaval es de reír de manera estrepitosa. Emite comentarios fuera de contexto. Repite incansablemente las bromas de otros que acaban de causar gracia, para sumarse parte del éxito. Tiene burbujas de saliva en las uniones de los labios. Tropieza por la calle, pero no siente verguenza. Es aplicado pero bizarro.

El tipo, no encaja. No impresiona. No enamora. No impacta.

Una mañana se levanta sintiendo una patada en el traste. Se desayuna la vida y vestido como un Pascual va al parque a mirar los patitos. Para no perder la costumbre, uno de los patitos lo persigue para picarlo y en el tropiezo mastica un toque de pasto. Se levanta despeinado y reconoce su vida. Camina de costado y se sienta.

Aparece ella. Quizás viene sonriendo por dentro. Anda en patines. Él no entiende de ese deporte pero la mira. Y ella lo mira a él. Él no sonríe, pero respira con la boca abierta. Ella ve su cara verde del pasto y las ramitas de su cabeza. Sus pantalones raspados y su cara de nabo. Le causa una gracia tierna y no se da cuenta de que sus patines entran en el empedrado. Trastabilla y cae brutalmente sobre el adoquín. Rueda y cae casi al lago. Vive pero se hace torta. Él se levanta triunfal, la mira... y se va veloz.

No quiere ir a la facultad, ahí todos lo conocen y lo burlan. Camina y entra en una tienda de disfraces. "Hoy me siento otro". Con el dedo pasa perchas y selecciona uno. Es un abultado y oscuro traje de osito peludo. La máscara es una cabezota gigante y sonriente del mamífero. Paga al vendedor y se lo prueba sin la cabezota. Se calza sus auriculares y sube el volúmen. Ya con la cabeza del oso puesta, la acústica está completa. No puede escuchar más que la música.

Sale de la tienda, así. De fantástico que es. La melodía lo envuelve. Los bajos saltan sobre su corazón y cargan su bass boost interno. Inclina su cabezota de oso hacia atrás y lanza el primer paso hacia adelante doblando su cuerpo como un gusano. Apreta los puños de osito y los cruza sobre su pecho a cada paso, como marchando. Ahora agrega movimiento de hombros y cabeza.
La gente a su alrededor lo mira extrañada... es un osito con TODA la onda.

En un momento se lo ve pasar junto a una minita y hacer una pistola con sus dedos para señalarla. Para esto se detiene junto a ella y quiebra sus rodillas para bajar y subir al ritmo en el lugar mientras la señala. Esto dura 3 terribles segundos. Mientras el osito parece recibir descargas eléctricas la niña comienza a sonreír y cree escuchar la música. Se le acerca un paso a la vez mientras se contonea y se suma. El osito la mira un instante y retoma su marcha, seguido por la señorita.

Ahora se detiene frente a un policía. Lo mira de frente y con los puños cerrados hace ruedas a destiempo hacia adelante como esquiando, mientras se inclina a un lado y al otro. El políca lo mira inquieto y casi va por su arma... Pero cambia de opinión y sonríe. Une sus manos como rezando y hace girar la cabeza como en un baile egipcio.

Algo similar ocurre con un señor mayor, una gorda que sale del supermercado y tres niños que juegan a la bolita. Levanta su cabezota al cielo y el sol le devuelve la sonrisa al osito. Saluda a una señora que pispea desde una ventana y desaparece, así... caminando contoneándose hacia el horizonte.

Todos pueden tener su día.

Comentarios

MariaN ha dicho que…
Q LEVANTE LA MANO EL Q NUNCA SE SACO EL TRAJE DE PERDEDOR Y SE HIZO EL BANANA SOLO PARA SENTIRSE GENIAL. MINISTRO NO DEJE SE SUMAR ESTE TIPO DE RELATOS A LA PAG :)

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