Hablemos de...

¿Me hablás de Topa?
Sí, te hablo de él.

Juan Carlos Topa es un muchacho común. Sus padres son un dibujo animado y un arcoiris. Tuvo una infancia como la de cualquier otra persona. A los 10 empezó a caminar, a los 20 dijo sus primeras palabras y ya entrado en los 30's está dejando de mearse en la cama.

Socialmente no fue bien visto que siguiera durmiendo en la cama de sus papis por lo que se fue a vivir sólo a una casita de plástico a un par de cuadras (acorde a su tamaño claro). Dentro de la misma tiene su cuna y sus juguetes. Le encanta pegarse a la tele para ver al sapo pepe y tomarse una chocolatada con oreos para escribir su material.

Como todavía es un nene, este muchacho no tiene preferencias sexuales definidas. Las nenas son el enemigo. Se descubrió el pitulín hace unos días y lo tiene muy intrigado. A veces tiene que llamar a la mamá para que lo desintoxique de comer pasto y arena en la plaza.

No le va mal economicamente. De tanto ir al edificio de la Disney en San Isidro para que lo dejaran ver a Mickey, finalmente le ofrecieron trabajar ahí a cambio de caramelos y monedas (doradas) de 25 centavos. Son sus preferidas!!!

A sus jefes no les gusta mucho que deje mocos pegados en el decorado o que se haga cacona cuando se pone nervioso. Ya saben que cuando está calladito en una esquina y con cara de serio... está haciendo, asi que corren hacia él y se lo llevan para cambiarlo.

Es bastante concreto y honesto. Si le dan de comer algo que no le gusta lo escupe y llora. Hace un par de días que ya no se hace nanas porque cuando se sube a un balde enseguida le dicen que se baje. Sí hay que reconocer que es medio egoísta y no presta los chiches, está aprendiendo a compartir.

Ahora que se acercan las navidades pidio un robot gigante, un astronauta de verdad y que Dumbo le enseñe a volar.

En un comienzo nació la hipótesis de que era un pelotudo. Hoy ya se logró hacer una verdad fáctica de dicha teoría. Es un pelotudo.

Si mis pequeños me piden que los lleva a ver a Topa, voy a acceder. Sólo para enseñarles la importante lección de nunca saltear etapas de la tierna infancia.

"Mirá Mateo, ves a ese señor gordo con cara de tarado del escenario? Bueno, su mamá llora cuando lo escucha hablar. Vos no querés hacer llorar a mami, no?"

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