el hombrecito del rincón oscuro

Hay un hombrecito que no conoce nadie. Nadie sabe su nombre ni su apellido. Nadie sabe de dónde viene ni a dónde va cuando se va.

Un pequeño señor, que es pobre en su haber. Con hijos y mujer, que no logra abastecer. Allá atrás donde no se lo ve, se saca su sombrero y saluda a cada deambulante sin recibir respuesta. Cuida sin ser cuidado y vigila sin que nadie vigile su cuidado.

Ahí donde nadie ve, el está. La gente viene y sale. Entra y se va, pero él está fuera de su mundo. Es invisible, más que para un saludo y una sonrisa que se agota en el acto.

Cuántas veces es así y por invisible que es, no lo vemos.
Cuánto nos perdemos por repetir nuestro día, sin voltear y mirar a quien tenemos al lado. Al lado cada día y no vemos.

Es humilde y cordial, noble y servicial. Lo olvidamos al pasar, pero él nos recuerda al saludar.

Tiene más de lo que sabe y debe más de lo que tiene. Nadie nunca le dio nada, pero tampoco él pensó en pedirlo. Las monedas se escapan de sus dedos, más su visión de riqueza no es fría ni metal. Acaricia hojas y tinta, allí donde puede descansar.

Es millonario en su haber, pero pobre en este mundo. Sus joyas no compran el pan, pero dan de comer a su alma. Por encima de lo material para el cuerpo, él lee para su corazón.

Hoy conocí a un hombre tal, que me alimentó la alegría sin más que una palabra y una sonrisa. Es hoy, cuando salpicó mi cara de color sin haber... sin saber nunca nada de él.

Dentro de su pobreza económica, él lee. Y lee más de lo que leería yo en su lugar. Lee Borges, lee Grecia y lee por pasión. Lee por escapar, lee para llegar...

Y escribe. Escribe más de lo que sabe escribir.

Hoy me dijo, que su pasión: La lectura; se había ido de su vida. Como una luz que se apaga. Su vida, entregada al papel y el arte literario, lo había abandonado.
Vende sus libros para vivir, y son sus libros lo que le da vida. ¿Qué lágrimas pueden llenar ese vacío? Las de él, seguro que no.

Corrí a casa envuelto en pasión y afecto. Subí pensando en lo que hace bien, lo que da vida. Y quise darle algo, por más pequeño que parezca. Algo que en esta realidad puede no llenar a los demás, pero en su mundo es su risa. Bajé y le di una lámpara... "Seguí leyendo", pero quise decir "seguí viviendo". Porque cada alma artista que lee y vive, nace cada vez que algo muere.

Le dí mi lámpara para que velara sus sueños hechos libro. Y aprendí con él. Aprendí que Borges se jacta de lo que leyó y no lo que escribió. Aprendí que Aquiles amó más de lo que destruyó y aprendí que se vive más de lo que se muere.

Quiero ser mejor y puedo.
Perdón y de nada. Gracias y para vos.

Comentarios

MariaN ha dicho que…
Q SE PUEDE DECIR O HACER RESPECTO A ESE TODO QUE ESCRIBISTE E HICISTE? ... NADA PUEDE DECIRSE, PERO SI PUEDE HACERSE: APRENDER.
Viviana Verónica Gómez ha dicho que…
Muy emotivo, bien escrito... y un ejemplo para todos. Un abrazo, Viviana
Mathew ha dicho que…
Sinceramente genial.
Dana Eva ha dicho que…
La palabra escrita le da luz a mi mundo también, como a muchos otros. Bellísimo.

Entradas populares