Mayoliva

Alguien tenía que decirlo por escrito: La Mayoliva es néctar de ángeles.

Quien quiera que la haya inventado, sin dudas ha bajoneado la peor basura de la tierra y experimentado las más sabrosas delicias que un paladar humano puede comprender.

O.... guarda, o la hizo un ángel.

Yo que no soy muy creyente me inclino mucho más por la segunda. Y tengo argumentos suficientes para establecerlo. Tales justificaciones que el mismo Popper diría "Se acabó, ahora veo el vaso medio lleno". Pero uno es casi el fundamental: Siempre que sea salado (que se sabe que es mejor), no importa a qué se la pongas (la mayoliva digo), siempre va a quedar algo con más nivel.

Ejemplo clásico: Galletita de agua. Una galletita hecha por gente que tiene poco sexo en la cabeza y entre las piernas. Resentidos, perseguidos, insípidos malditos... han creado la galletita de agua. En colaboración con maestras de geografía y educación cívica. Con la participación especial de monjas viejas, cajeras de Bapropagos y de Metrovías. Todos ellos inventaron esa galletita forra que TODOS consumimos.



¿Pero qué onda güey si le ponés un toque de Mayoliva? No exagero si te digo que es casi un canapé. Claro que sí.

Yo procuro tener ese producto en mi heladera para épocas tristes como para momentos geniales. Porque nunca te deja pagando. El envase es color esperanza y sí. Da esperanza. ¿Saben qué? Nunca recibí un gesto menor a una sonrisa cálida cada vez que mencioné a alguien este aderezo, o sea que socialmente ya es algo bueno.

Chicos y chicas. No les voy a decir que la compren, porque esto dista de ser publicidad sino más bien una recomendación terapéutica. Vayan a casa de quien tenga esto y zarpenle una galleta con sombrero de mayoliva. Vean a qué me refiero.



Saludos, eh?