Pan dulce para todos!

Siempre digo "La vida es un pan dulce". La gente me pregunta "Qué querés decir con eso, Ale?" y me gusta mirarlos serio con cara de loco y esperar a que algo pase para no contestar.

Sentado debajo de la mesa de mi casa, que es tipo el Templo de mi gato, me puse a reflexionar al respecto. Primero y principal porque si Sócrates va a ahí, seguro que es un buen lugar para pensar. Segundo porque debajo de la mesa, nadie se lo espera. Un día voy a invitar gente y los voy a esperar ahí... vamos a ver cómo abren la puerta.

Y pensando y pensando, creo que digo eso porque me gusta el pan dulce.

Ah! Algo interesante. Sócrates no me deja estudiar. Ya sé por qué no me va genial en la facu, es culpa de mi gato. Basta de paparrucherías y pelotudeces de que "La profe no me quiere", "La materia es filtro" o "Nadie me dijo que había parcial". Es que este gato maldito no me quiere ver profesional. Se los cuento en otra nota, así no hago de ésta algo largo y pesado (que ya lo es, guiño... guiño). Creo que a los lectores de Ignomanía les caben las cosas justas y precisas.

Les recomiendo, si les gusta eso, que hoy a la noche cuando lleguen a sus casas (o ya están en ellas leyendo esto), pongan un poco de JAZZ, miren por la ventana con manos en la cintura (tipo Superman) y digan "Tséh, la vida es un pan dulce".