Salvajía

Tuve una visión.

A diario me levanto con sueño, me baño y me visto... prendo el iPod y salgo dando pequeños salticos por las veredas todavía mojadas de mi barrio. Escucho pájaros alrededor, pequeños gatitos y simpáticos perritos corren por doquier. A veces, me sonríen y guiñan un ojo: "Hoy la rompés, fenómeno". Voy así hasta la estación de tren, que está sólo a 2 cuadras.

Saco mi pasaje al ortiva de mierda que lo vende y espero la línea que me corresponde. Todo, rodeado de una nube de felicidad y buen gusto. Subo al tren y siempre escojo algún asiento que esté absolutamente vacío. Pruebo el frío plástico azul y me dedico a escuchar música hasta llegar a mi destino final: San Martín.

A medida que el tren avanza, la calidad disminuye. De lindas casas, edificios y humanos; comienzo a ver degeneración de las personas, las calles y los inmuebles. Todo, a cada estación que avanzo, se va despedazando. Haciéndose concha, sin ir más lejos. Veo que quienes me rodean en el tren no son ya personas, sino mutantes del inframundo que resoplan a mi alrededor. Emiten hedores y gemidos de incomodidad. Se muerden, rebuznan y escupen. Algunos tienen ojos funestos y ácidos. A veces puedo leer a estos seres mirando sus ojos: "Soy un violador, de menores... de menores con problemas... de mi mismo sexo... que además son familiares míos". Y cuando antes sonreía, ahora entrecierro los ojos y me endurezco en mi asiento. Mis nudillos se van aclarando con cada "quetén quetén" de las vías. Los dedos de mis pies hacen fuerza dentro de mis zapatos y una ceja (la izquierda), comienza a levantarse en soledad.

Una vez llegado a la estación, desciendo transformado. Ahora sí que no estoy en la fábrica de chocolate de Wonka, estoy en el inframundo de los morloks. "San Martín" me recuerda mucho a Mordor. Saturado de orcos deformes esperando ser liderados por un hechicero o un ojo gigante hacia la batalla. Enormes bolas de fuego cruzan las calles penosas. Suciedad y olor a horror. Monos vestidos de emos y ballenas oscuras transpirando y maldiciendo.

Tengo 5 cuadras hasta mi ubicación laboral. Y tuve una visión...

Llegará un día en que venga con mi iPod escuchando "Caribean Blue", de Enya y una ametralladora en mis manos. Ráfagas de calor se desprenderán de mí e irán limpiando el paisaje. Y yo, en esta danza interminable jugaré con el viento y reíre con cara de loco. Dejaré que el viento limpie mi cara y me despeine. Jugaré con un sueño de la infancia y volveré a mi casa distendido. Beberé leche chocolatada y me permitiré comer galletitas Pepas. Los niños al calor del fuego de hogar me mirarán con sus rosadas mejillas y dirán "Hey! Por qué tan sonriente?" y yo me reiré con gusto dando palmadas en mi rodilla. Luego daré unos golpecitos de afecto en sus cabezas y diré "Padre está cansado, hoy pueden ver tele hasta un poco más tarde". Me sacaré la ametralladora que todavía cuelga de mi hombro y la guardaré dentro del placard, del lado de los sobretodos. Esperaré a que los niños estén acostados para ir a saludarlos y quizás cantarles una canción élfica. Besaré sus frentes quitándome la bandana de rambo y luego iré al baño para limpiar las líneas negras trazadas en mi cara.

Cuando mi mujer me pregunte cómo me fue le diré: Nunca mejor, nunca mejor.

Comentarios

minister no tiene fantasias sexuales... tiene fantasias de muerte de negros y de humanizacion, todos tenemos un rambo interno que desea salir cuando estamos abordo de los vehiculos del mal en donde viajan engendros no concebidos por la naturaleza.
muy buena nota!! me rei mucho.
saludos
Anónimo ha dicho que…
Heil Minister!!

Su Gimenez

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