Prólogo del Manual Social

Hay un algo que yo llamo, el "Manual Social". No está impreso, no puede leerse pero sí estudiarse. Tiene sólo un tomo, pero es sólido y contundente. Es la lista de directivas y criterios de cómo debe interactuar una persona en sociedad. Puede adaptarse a casi todas las edades, desde que uno es consiente de sus actos y tiene criterio de convivencia (tipo desde los 12) hasta que uno cumple 98 y le chupa todo un huevo.

Este "Manual Social", uno lo adquiere de sus padres. En la tierna infancia. Los padres le enseñan a uno cómo comportarse y cómo convivir y los niños lo adquieren, lo asimilan y lo emulan dentro de su propia personalidad. Luego: el ciclo educativo, los amigos, el contexto social y lo que vemos en los medios.

Pero posta, jamón crudo, mucha gente se salteó varios capítulos. Otros, no leyeron un carajo. Pero hablemos de aquellos que no leyeron algunos capítulos. Luego, iremos tocando nuevas puntas. Y para aquellos que todavía no entienden de qué carámbula hablo, me refiero a la gente que socialmente es definida como "el pelotudo" o "la boluda". Por ejemplo.

Aquellos que no leyeron un par de capítulos, se dividen en dos grupos: (A) Los que no les interesa socializar, y no se esfuerzan y (B) Los que les interesa, se esfuerzan, pero no tienen ni la más puta idea.

• Grupo A - No interesados

No me voy a extender sobre este grupo. Se los reconoce fácilmente y se rigen por la política: Me tienen que querer como soy o se van a la mierda. Partamos de la base de que "Sí, te tienen que querer como sos". Pero eso no lo lleves al extremo de ser mal educado, mala persona, desconsiderado, egoísta y esperar que la gente: Te quiera por como sos. Pero dejemos a esta gente en paz, ya que igualmente no tienen interés en socializar más. Y si lo tienen, lo negarán a tal punto que por el momento será en vano insistir.

• Grupo B - Los interesados

Aquí tenemos a toda esa gente que SÍ quiere socializar, caer bien, caer en gracia... ser parte de un grupo. A esta gente hay que darle una mano o dos. Son gente que, por ensimismarse en caer bien, no leen lo que le pasa al otro, no lo interpretan, no lo sienten y por lo tanto: jamás logran decir lo correcto.

Ejemplos claros de esta gente son:

- Los que repiten 1000 veces un chiste que causó gracia UNA vez, creyendo que colgándose de las tetas del humor de otro van a atraer atención.
- Los que ingresan a la conversación con la ÚNICA anécdota de los Simpson que no es graciosa y mandan a matar al buen momento.
- Los que se extralimitan en confianza, bardeando con humor a quien no corresponde. Todo con una sonrisa y un golpe en la espalda.
- Los que salen a hablarle de lucha libre y fierros a una minita y de fúlbo y peleas a un intelectual, sin importarle bostezos y falta de respuesta absoluta del oyente.
- Los que insisten en hacer un encuentro fuera del ámbito del estudio o laboral, sin dar bola a la NULA respuesta o interés de quien recibe la propuesta.

Este grupo, altamente interesado en lograr vínculos y pertenecer, muchas veces le pifia a tal punto que (sin darse cuenta), gira sin escuchar: "Es un pelotudo éste" y vuela campante por la vida creyendo hacer las cosas bien: "Hoy quedé como un capo".

Para empezar, la premisa principal: Men, nena... mirá a la persona a la que le estás hablando. Si mira para otro lado, bosteza 3 veces consecutivas sin abrir los ojos entre medio, se fue antes de que termines la frase o te respondió monosilabicamente las últimas 10 preguntas: Estás haciendo las cosas mal, o con la persona incorrecta. Y el problema sos vos, si esto te pasa con toda clase de personas en todo intento que hacés. ¿La respuesta? Mirá a quién le hablás, fijate frente a qué sonríe, de qué habla cuando habla y tirate para ese lado. Stúpido.