That's Life

Imaginemos una situación, que bien se puede dar en un día cualquiera...

Días pasados vislumbramos un sujeto en silla de ruedas, reducido de brazos y piernas, siendo empujado/desplazado por una mujer entrada en años (una monja de civil). Ambos se miraban esporádicamente y reían (sabedios de qué...)

El punto importante en esta historia, es que el sujeto de movilidad equiparable a la de una lata de coca aplastada, tenía ademas un cartel indicador que solicitaba monedas, pero iniciaba con la siguiente expresión: "No puedo hablar..."
De allí el punto en que uno se pregunta: ¿Cómo sabe la monja de civil que él se quiere trasladar y con qué rumbos?

Bueno... imaginemos tomar su silla por detrás y empujarlo hacia Corrientes y Florida (que da acceso a cualquier vía). No pensemos en tirarlo a la mitad de la avenida a modo de experimento -como muchos esperaban-, sino que lo que hacemos es detener un taxi. Ingresamos al pisapapeles humano y le decimos al tachero "Llevalo a La Boca, él vive ahí" (¿y la plata?) "La plata la tiene en la bragueta..." (la cara de este muchacho al escuchar esta conversación entre el tachero y nosotros, no?). Pero no, la plata no está en la bragueta. La respuesta es: "La Plata la escupe si se le pega en el lugar correcto de la cabeza" (que claro, no aclaramos cuál es).

Asi que, siendo que el tachero no tiene por qué dudar, lo lleva a La Boca. Una vez llegado allí y para exigir el pago, lo baja del vehículo (mientras nuestro héroe observa totalmente fuera de sí y claro, en silencio...). Una vez colocado en su silla, le propicia un sólido golpe en la nuca mientras coloca la palma de su mano debajo de la boca del, por ahora, "perro que no devuelve las llaves". Claro, esto no funciona. Antes de perder más tiempo llama a otro amigo que muy probablemente sea también tachero (porque claro... Dios los crea y...). Asi que bueno, llega este nuevo técnico/médico y en su ayuda le coloca al "televisor que no devuelve imagen", una golpe de puño al estilo martillo en la parte superior de la cabeza; seguido de ambos observar fijamente la boca del muchacho, que sigue negándose a pagar.

Prologuemos esta serie de experimentos con la expendedora de latas de gaseosa por un lapso de 10 minutos, hasta que tachero y tachero deciden utilizar un instrumento específicio: un pequeño andamio...

Y sí.. le puede pasar a cualquiera: Felizmente trabajando en microcentro, ahora apaleado por dos tacheros en La Boca.

Un abrazo,
部长

Comentarios

Ananá ha dicho que…
El otro día estaba esperando en un consultorio y viene un chico y empieza a entregar unos papelitos donde decía "soy sordo, ayudame por favor" junto con el alfabeto para sordos, q es el mismo nuestro pero con señitas. Al rato recoge los papeles y las monedas y se va, en el pasillo se le desprende un folleto y se cae al suelo, una chica pasa y le dije "flaco, se te cayó", el tipo lo recoge, sonríe y le dice "gracias". Yo perdí las monedas q llevaba en el bolsillo del pantalón

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